
En 1838, Samuel Morse patenta el primer telégrafo, palabra que significa “gráfico a lo lejos”. La interrupción de un circuito eléctrico permite codificar puntos y rayas para ser transmitidas a cierta distancia. Desde lejos se puede controlar un electroimán que desplaza un lápiz, o un dispositivo adecuado, que hace marcas sobre una cinta de papel que se mueve a una velocidad constante.
Para superar los inconvenientes que presenta este primitivo sistema, utilizó sucesivos circuitos eléctricos, cada uno con su propia fuente de energía y su propio relevador (o relé).
No hay comentarios:
Publicar un comentario